viernes, 18 de abril de 2008

Ángel gris y desalmado,
impides que llore en vano,
¿por qué has secado mi llanto?
Lágrimas rojas del alma
empapan el firmamento,
sangre corre por mis venas,
testigos son las estrellas.
Tus suaves y negras alas
envulven mi lado oscuro,
saben bien como arroparme,
mostrándome tus encantos.
Me desnudas con tus ojos,
mi cuerpo no se resiste,
es más fuerte tu belleza,
que mi propia voluntad.
Tus ropajes caen al suelo,
muerdes mis labios carnosos,
me susurras al oido:
"te amaré eternamente".
La luna nos ilumina
en esta pasional noche,
brilla con fuerza allí arriba
y da esplendor al momento.
Entrelazados los cuerpos,
fogosos los corazones,
el cariño que desprenden
nos fusiona en uno solo.
Desaparecen las alas
de las que te dotó el cielo,
reniegas de tu pasado,
otro camino es el tuyo.
Rechazas tu don divino
ha cambiado tu destino,
aquí, en el inframundo,
el tiempo rige tu vida.
Mi ángel desheredado,
prefieres morir conmigo,
a vivir eternamente
con un único recuerdo:
nuestro amor, nuestra pasión.

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