jueves, 10 de abril de 2008

Si soplan vientos del norte
es la hora compañeros,
extended las grandes lonas
y que la brisa nos guíe.
Rompe las olas el casco,
crujen las tablas de proa,
a la mar lanzo mi barco,
¿volverá algún día a casa?
"¡Marineros, preparaos,
comienza nuestra aventura.
No os aseguro la vida,
pues la muerte nos persigue,
pero miles de galones
esperan ser repartidos
entre los aqui presentes!".
Rodeados por el agua
viajamos sin rumbo fijo,
pronto avistaré la costa,
las riquezas están cerca.
Espesas nubes nos cubren,
del oscuro cielo bajan,
de día se hace la noche
y el horizonte no veo.
Son quejidos, son lamentos,
los oigo entre la niebla.
Almas de antiguos guerreros
que buscan venganza eterna,
vagan por páramos regios,
de espíritus se alimentan.
Velas rotas a lo lejos,
cien cañones nos apuntan,
"¡los demonios nos achuchan
y atormentan nuestro viaje!"
Fuego y balas de cañón
torpedean nuestra nave,
unos saltan por la borda,
otros mueren en cubierta.
Cuantos hombres maltratados,
perdidas sus ilusiones,
pagan ahora con su vida
lo que del mar se llevaron.
Nací para hacer historia,
escribiéndola en mi barco,
pero ese profundo océano
me ha condenado al olvido.