martes, 8 de abril de 2008

Selva de Astillas

Hay muertos invisibles en las selvas,

sobre el agua florecen como desnudas olas.

Ojos de barro, los jacintos se posan

en los azules labios entreabiertos.

Sombrío mar de sueños que naufragan

en el frío crisol de la metralla .

Mortal polvo de oro la esclavitud regala.

Grandes rebaños de hombres se acogen al destino

de no ser mas que sombras inclinadas

que se rompen sin ruido.

Ascuas sin luz en la hoguera del miedo

en el altar que ignora el sacrificio

y de la sangre limpia los diamantes .

Leopoldo murió , pronto hará un siglo ,

corazón de tinieblas de nuevo se levanta

sobre la fuente azul de la esperanza.

Con mas horror destila

el lento e implacable genocidio .

Es inútil la épica de Homero.

Han devorado a los dioses las hormigas.

Los pigmeos son ahora pordioseros

sin tiempo para mirar a las estrellas,

arrojados del pobre paraíso.

Un Marte mercenario

se abre paso con su kalashnikov.

La ingrávida maleza se yergue hacia la luz.

Las copas, olvidadas de la sombra,

se estremecen quebradas al caer

abrazadas al sol o al aguacero.

Vértigo ronco

lentamente astillado

interminablemente mutilado.


Colaboración de Gonzalo Del Campo